
Habla decentemente, viste decentemente... vaya, hasta parece gente decente... Marcelo Ebrard es el actual jefe de Gobierno de Chilangotitlán de las tunas (México, D. F.), y uno de los más fervientes defensores del luchador rudo Rayito de Esperanza.
Marcelo aparentaba, como decíamos líneas arriba, ser gente decente, pero ya salió a relucir el peine. Que si hay que reunirse con Felipe, pues no, porque habrá foto y es legitimar al espurio; que si el DF necesita reestructurar su deuda, pues a hacer la chilladera, para que nos den el varo (ahí sí, no hay espurios); que si hay que dar imagen de amigos del medio ambiente, pues ponemos a los funcionarios a darle a la pedaleada (con tres o cuatro autos detrás, llenos de guaruras, pa' protegerse), que si hay que denostar a las autoridades panistas del DF, pues lo hacemos (¿verdad, Joel Ortega?).
Eso sí, tanto amor por el medio ambiente y el día sábado 22 de septiembre se le olvida al Jefazo que fue el Día Mundial sin Auto, así que llegó, bien quitado de la pena, a un evento en su auto, se le recordó qué se celebraba ese día e ipso facto, mandó el carro con el guarura, se sube al democrático tren naranja y ya en los vagones, se acuerda que nunca ha hecho uso del sistema de transporte colectivo (eso sí, bien izquierdista el fulano), no sabía dónde estaba, a dónde iba y para acabarla, tuvo que oir los reclamos del populum acerca de la ineficiencia del transporte masivo de la capital, merced a años de abandono, para fomentar obras faraónicas y de relumbrón, que viene siendo lo mismo, como el Segundo piso.
En fin, dicen que tenemos las autoridades que merecemos, pero... ¿merecemos tan poco?